El vestido destinado a ser para siempre nace de una intuición. Desde el deseo de crear la justa combinación entre pasado, presente y futuro. Son prendas sin edad, más allá de la moda del momento, que se pueden usar serenamente después de muchos años, sin mostrar signos del paso del tiempo. De año en año, en cada uno de estos vestidos, es posible introducir pequeños cambios que tengan en cuenta las vivencias y necesidades del cliente. El elemento indispensable para que esto sea posible, es la elección de telas finas y, por lo tanto, duraderas.